por Vito Amalfitano
Asistimos al renacimiento, o casi al nacimiento de Juan Martín del Potro jugador de tenis. En Río 2016 el tandilense no solo dejó de ser un tenista retirado, después de tres operaciones de muñeca, sino que se “reencarnó” en un jugador diferente, nuevo, con un drive casi invencible, con un manejo de la cancha, y de la detección de su eje, que “inventó” ante las dificultades de su revés.
Por eso aquel gesto hacia el logo de los Juegos, esa ofrenda a los anillos. El sabía que en ese momento, tras vencer a Rafael Nadal en la semifinal en el Centro Olímpico de Tenis, empezaba una historia nueva para él. Quizá aun no avizoraba que tan rápido ahí también se abría un tiempo nuevo para todo el tenis argentino.
Porque en una vorágine increíble de tres meses, desde ese momento hasta acá, Del Potro llegó a ser el abanderado del equipo que por primera vez acaba de ganar la Copa Davis para Argentina. Y el tandilense pasó a transformarse en una leyenda y un gigante del deporte del país para todos los tiempos. Por el logro y por las formas. Porque se consiguió lo que nunca antes, y porque levantó un 2 a 0 abajo por primera vez en su carrera profesional y ante un Top como Marin Cilic y en su casa.
En la tribuna tuvo alentándolo siempre otro ícono del deporte nacional, seguramente el más grande de todos. Maradona. Del Potro queda ya para disputar el podio. De cinco, de tres o como prefieran.
El nuestro, el marplatense Guillermo Vilas, llegó a ser el “fundador” de un deporte nuevo para el país, el precursor del tenis nacional. Ya existía, claro, pero no dejaba de ser el deporte blanco y él lo transformó en algo popular para todos los argentinos. Tanto es así que la mayoría, en cada rincón de la Argentina, estaba pendiente ayer de lo que pasaba con la Davis. Eso fue obra de Vilas. Esto es obra de Del Potro. Y de Delbonis y todo el equipo nacional.
Justamente en Río el capitán Daniel Orsanic nos confesó que “nunca” había visto un drive tan determinante, tras el memorable triunfo de Del Potro sobre Djokovic. “Un golpe de derecha nunca visto”, nos había dicho el entrenador. En esa nota de LA CAPITAL nos atrevimos a preguntarle por el tandilense para la Davis, porque Del Potro había llegado a jugar tres partidos, con un doble incluído, en 24 horas, en el inicio de esa participación en los Juegos. Después de varias vueltas el capitán del equipo argentino admitió que lo pensó. Tres meses después se concretó: Del Potro jugó los tres partidos de la serie, ganó dos y llevó a la Argentina a la Ensaladera.
Cada vez se entiende más el gesto de reverencia y beso de Juan Martín Del Potro al logo de Río 2016 tras su victoria frente a Nadal en la semifinal del tenis de los Juegos, en el Centro Olímpico de Tenis de Barra de Tijuca. Delpo, mejor que nadie, comprobó que en ese instante alumbraba un nuevo jugador. Todavía no sabía que abría un nuevo tiempo para el tenis argentino y que estaba por llevarlo, junto al gran azuleño Federico Delbonis, al sitial más alto.
Si para algunos de nosotros el tenis era ya el segundo deporte más popular de la Argentina , ahora llegó el sello de la Davis. Del Potro y el tenis en el podio del deporte argentino. El tandilense lo alumbró en Río, Junto a Delbonis le pusieron el broche en Zagreb.